"Si el equipo responde, nosotros seguiremos a muerte con el equipo. Si no, no, porque lo último que queremos es hacerle mal a Gimnasia", había declarado Diego Cocca en la previa del clásico ante Estudiantes, que marcaría el final de su estadía al frente del plantel. No respondió el equipo. El Lobo se vio claramente superado y tras su caída por 2 a 0 en la cancha de Quilmes, el entrenador presentó su renuncia.
Estudiantes fue superior desde el comienzo. Presionó desde la mitad de la cancha hacia adelante e impidió la salida limpia de Gimnasia. Así, los delanteros del conjunto visitante quedaban muy lejos de donde se desarrollaba el juego. La pelota no les llegaba y el Lobo se mostraba inofensivo. Y los de Sabella inquietaban. Desde el manejo en el medio de Verón y con un gran trabajo de Enzo Pérez se hacía fuerte el Pincha. Más aún después del impacto que significó el primer gol. Ese cabezazo de Federico Fernández a los 36 minutos fue un cachetazo al endeble estado de ánimo del Tripero.
Acusó el impacto Gimnasia. Y su adversario supo aprovecharlo. Siguió arremetiendo contra el arco de Sessa y sobre el final del primer tiempo, Verón, de penal, puso el 2-0 definitivo, luego de que el árbitro Pittana cobrara infracción de Rinaudo sobre la Bruja.
El segundo tiempo terminó de dejar al descubierto las limitaciones (futbolísticas y emocionales) del cuadro vencido. Falto de ideas y con la autoestima en el subsuelo, se mostró resignado. La expulsión de Rinaudo en el epílogo fue la última muestra de impotencia del conjunto de Cocca.
"Estamos convencidos de que lo mejor es que venga otra gente para cambiar los ánimos", expresó el técnico saliente al anunciar públicamente su renuncia. Pablo Morant será quien se haga cargo de este golpeado equipo, que ganó sólo uno de los 8 partidos que disputó.
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